Cada neumático opone una resistencia a la rodadura que varía en función de su tamaño y, en particular, del perfil del dibujo y el ancho de la banda de rodadura. Cuando un neumático está desinflado, la reducción de la presión provoca provoca una compresión que aplasta mayor superficie del neumático contra la calzada, aumentando así la superficie en contacto con el suelo. Esto hace que el vehículo necesite más energía para el desplazamiento al tener más superficie en contacto con el suelo, lo que hace trabajar más a la mecánica y provoca un mayor consumo, que puede suponer hasta un 20 % más.

Consejos:

• Si circula con carga, infle los neumáticos por encima de su presión habitual, según las indicaciones de fábrica. Ello compensará la acumulación de suciedad y evitará la deformación pronunciada de los flancos y la banda de rodadura.
• Realice el equilibrado de las ruedas delanteras y traseras. De este modo, eliminará las vibraciones del volante y evitará un desgaste prematuro de los órganos de dirección y suspensión y el desajuste del paralelismo.
• Compruebe el estado de la banda de rodadura, en particular, la profundidad de las ranuras y la ausencia de deformación, sobre todo, después de chocar con un bordillo. Un neumático dañado puede provocar un informe desfavorable en la ITV.
• Asegúrese de llevar la rueda de repuesto o, si su vehículo no dispone de ella, una bomba antipinchazos. Esta bomba, compacta, práctica, rápida y muy fácil de usar, permite inflar temporalmente el neumático hasta que se realice la reparación definitiva.
• Compruebe la presión de los neumáticos al menos una vez al mes. Es preferible realizar esta verificación en frío.

No obstante como siempre nos podéis encontrar en el 950 140 111 para resolver cualquier duda de forma directa o pedir cita en nuestros talleres de Huércal de Almería, El Ejido y Antas.